CURIOSIDADES

BIOCOLONIZACIONES

Los caparazones de los erizos fósiles muestran muy a menudo trazas de haber sido utilizados como sustrato y soporte para organismos epibentónicos colonizadores, evidentemente post-mortem, ya que en vida el erizo posee órganos que recubren el caparazón (aparte de las consabidas espinas, pediceliarios, pies ambulacrales, epidermis...). Aunque la mayoría de las veces estos ejemplares recubiertos en mayor o menor medida por incrustaciones son tomados como "defectuosos" o poco interesantes por los coleccionistas, también tienen su curiosidad.

He aquí algunos ejemplos de esas incrustaciones.

 

 

Unos de los organismos más comunes que se encuentran típicamente en los erizos del Cretácico superior, aunque está registrado más ampliamente en el tiempo, son estos característicos bivalvos del género Atreta que anclan una de sus valvas sobre, este caso, Micraster.

También sobre la cara oral de éste Clypeaster altus del Mioceno medio encontramos un ejemplar de estos Plicatulidae, seguramente Neoatreta, ya que el género anterior alcanza únicamente el Cretácico superior.

 

Similares y también bastante comunes son estos otros bivalvos pero del género Placunopsis que suelen tener mayor tamaño. También en este caso sobre Micraster.

 

Una vez más sobre un Micraster del Santoniense (izquierda) se ve esta gran incrustación de Spiroserpula. El ejemplar de Echinocorys vulgaris de la derecha, del Maastrichtiense, muestra también una importante incrustación de Serpula. Los gusanos tubícolas o serpúlidos son muy frecuentes sobre los caparazones de erizos y otros fósiles, incluso en la actualidad.

 

Terminando con los Micraster, se muestra la incrustación sobre un ejemplar de M. aturicus, de una de las valvas del ostreido Exogyra, junto a otra pequeña incrustación espiral (derecha) atribuida al otro género de gusano tubícola, en esta ocasión Spirorbis.

 

Otros organismos incrustantes habituales son los del género Balanus, cirrípedos que aparecen colonizando siempre en zonas de poca profundidad sobre cualquier tipo de sustrato. Así ocurre sobre éste ejemplar de Spatangus purpureus del Plioceno (arriba) o también con frecuencia sobre erizos del género Clypeaster, como en el caso de un C. portentosus del Mioceno medio (abajo). En estos casos se deduce fácilmente que los equinodermos una vez muertos, quedan expuestos en el fondo largo tiempo, sin ser recubiertos por el sedimento.

 

También se encuentran colonizaciones por Balanus en erizos regulares, como por ejemplo en este Schizechinus serialis del Plioceno de Almería.

 

En el siguiente ejemplar de Spatangus purpureus se pueden observar las celdillas que conforman una colonia de un Briozoo incrustante, probablemente de tipo Membraniporella.

 

En este otro ejemplar de Clypeaster aff. altus (aunque recuerda a la forma de C. rosaceus) del Plioceno medio. (?) de Almería, se aprecian claramente marcas del tipo 

Oichnus y otras que muestran (centro de la imagen) una doble perforación formando una especie de 8. Estas últimas marcas se atribuyen a infestaciones de bivalvos del género Rocellaria (ver el interesante artículo de RAHMAN et al., 2015).

 

El organismo coloniza el interior del caparazón, utilizándolo a modo de envoltura protectora, perforando hasta el exterior para poder alimentarse. 

Como curiosidad también se observa en este ejemplar una malformación en el ambulacro así como una perforación con el interior reconstruído y regenerado; todo un catálogo de penalidades.

 

Imágenes explicativas tomadas de la publicación antes mencionada.

- Izquierda: esquema del organismo colonizador.

- Derecha: imagen obtenida con rayos X de un ejemplar colonizado de Clypeaster.

 

Algunas veces se encuentran en el caparazón éstas estructuras en forma de cráter. A la izquierda aparecen sobre un Cardiaster integer del Santoniense y a la derecha sobre un Cyclaster archeri del Mioceno. Se aprecia en las imágenes que, aunque la forma general es la misma, la estructura de la izquierda tiene una superficie granulosa y la de la derecha forma un estriado radial, lo que podría indicar que se tratase de dos especies distintas de organismo. En alguna ocasión se han interpretado como pedúnculos de anclaje de crinoideos, aunque quizás parece más probable que se trate de algún tipo de gusano tubícola.

 

En las imágenes inferiores se muestra nuevamente este tipo de biocolonización, utilizando como sustrato un Spatangus saheliensis del Messiniense inferior.